lunes, 5 de mayo de 2008

Galicia y el nacionalismo.

(cómo ser nacionalista sin hablar gallego)
por daviccy

Para ilustrar la situación cultural y política de Galicia a finales del siglo XX (hace apenas 8 años) voy a contar dos anécdotas:

Mi bisabuela vivió el último decenio de su vida en A Coruña cobrando la pensión agraria (62.500 pesetas en el año 2001, es decir 375 euros). A pesar de percibir esta miseria tras años de jornadas laborales de más de 12 horas, imagino que estaba bastante contenta, porque no imaginaba que al final de su vida iba a poder vivir sin trabajar. Cuando se le preguntaba por el origen de esta pensión, ella decía estarle muy agradecida a Fraga. ¿A Fraga...?. Mi bisasbuela pensaba que las pensiones agrarias las pagaba Fraga de su bolsillo. Nadie de la familia consiguió convencerla de lo contrario, y el leon de Villalba nunca se molestó en arreglar este malentendido.

(Eu son Xan, o que votou por vostede...)


La otra anegdota es más breve. A mi abuelo le "zoscaban" en la escuela cuando se expresaba en gallego (lengua que por otro lado era la única que sabía hablar). Ahora cuando se me escapa alguna frase en gallego delante de él me dice "habla bien" (fala ben). Me acuerdo mucho de este detalle cuando se discute la política lingüística de tal o cual comunidad autónoma.

(¡Yo! yo les aseguro que con el esperanto se arreglaría el mundo, ¡Ni más ni menos!)

Es dificil ser nacionalista en la época de la globalización, cuando te das cuenta de que puedes tener más en común con una fulana (con perdón) de Hong-Kong que con tu vecino de abajo... sin embargo mi amor por Galicia ha ido creciendo a medida que he crecido yo mismo.

Nunca me he considerado nacionalista porque la imagen del nacionalismo que llegaba hasta mí estaba (y aun está) genialmente denostada por algunos personajes, que se les llena la boca con frases como "yo, como persona que he viajado mucho, puedo decir que Pontevedra es la provincia más bonita (y ahora pensarán que dirá de Galicia pero dice...) del mundo" (alcalde de Sanxenxo). Este complejo de superioridad me es muuuy ajeno, y choca con el historial de incultura, atraso económico, caciquismo, emigración, fuga de cerebros, etc. que ha sido la realidad de al menos el último siglo. Luego a algunas personas les haría felices que hubiese un presidente del gobierno gallego... como si eso fuese a mejorar en algo las cosas.

(un gato detrás d'un rato sempre se cré o rei da creación)

Por otro lado está el otro discurso (victimista, pero también realista) que habla de una deuda histórica con Galicia: durante el franquismo, a los nacionalismos vasco y catalán se los ha intentado acallar con fuertes inversiones desde el Estado en industrias, comunicaciones e infraestructuras. Parte (insisto: parte) de estas inversiones se costearon con el único dinero que entró en las arcas nacionales desde el extranjero durante la autarquía: el que enviaban los emigrantes, casi todos ellos gallegos y extremeños. La deuda historica tendría una parte de sentido a pesar de la repulsión (>> 1, 2, 3 <<) que, seamos realistas, despierta en el resto de España. Este discurso va acompañado de reivindicaciones de autodeterminación (como el "huso horario gallego", o la política lingüística) y autogestión que despiertan no menos estupor. La verdad es que muchos gallegos creemos que la autodeterminación y la autogestión son aun políticas estériles porque hay poco que gestionar, y esta es la razón por la que el nacionalismo en Galicia no tiene más respaldo. No es, por tanto, en el pasado donde he encontrado la raíz de mi nacionalismo, sino en el futuro.

El principal potencial de Galicia está en el sector clave para el desarrollo: la ecología. El agua que aun abunda en la comunidad será uno de los recursos clave para el devenir no solo de España sino del mundo. También la energía (se estima que en el 2010 el 80% del consumo energético de Galicia sea abastecido por fuentes renovables). Mi demanda es la siguiente:

1: que en el hipotético caso de que "alguien pague algo" en concepto de deuda histórica, este dinero sea invertido en formación e I+D (inversión que es altamente productiva desde el punto de vista económico.

2: Orientar esa formación e I+D hacia la ecología y el desarrollo sostenible. Formar trabajadores expertos en el sector de la producción no contaminante.

3: Pedir la autodeterminación energética (si es que eso existe) con el respaldo no solo económico sino ético de la sostenibilidad. Bajar el precio de la electricidad para atraer a la industria, y beneficiar la implantación de industrias no contaminantes.

4: Cuando (dentro de 60 años) se acabe el petroleo, estar en disposición de ofrecer soluciones probadas en el ámbito de la ecoagricultura, ecoarquitectura, ecotransporte, ecoetcétera.

¿Es esto demasiado simple, demasiado utópico...?

El nacionalismo solo tiene sentido para mi así... dejar de ser un nacionalismo que pide y convertirlo en un nacionalismo que ofrece, poder dar ejemplo a Europa y no buscarlo allí, poder estar orgullosos y por tanto ser generosos. Lo demás me cansa, me parece trivial, aburrido...

(tí serás máis grande que min, ¡pero eu teño visto cada cousa!)

Otro día hablaremos de gastronomía para satisfacer los deseos de nuestros lectores menos soñadores.

(todas las imágenes de Cousas... de Castelao)



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