viernes, 24 de octubre de 2008

amo mi frigorífico

por daviccy


Mi frigorífico es de una fiereza que roza el sadismo.
No sólo lo roza sino que le hace herida.

El miercoles saqué una cerveza del congelador...
...y tres dias después aun no vale para beber.


El cocktail de su forma contundente y redondeada es una mezcla de fetichismo vintage y de optimismo industrialista de los años 50 americanos. En esta máquina se huele la felicidad del hogar alimentado por energía atómica.

Cada vez que miro su logotipo de la General Electrics puedo ver a Nixon perder las eleciones. Puedo ver a hombres descamisados y con tupé arreglando sus coches en la parte trasera de sus residencias suburbanas, a mujeres con sus vestidos high-waisted, a niños descalzos con arañazos en las rodillas robando la tarta de arándanos que se enfría en una ventana. Si estiro un poco más la mirada puedo ver al hombre llegar a la luna... tal vez montado en el frigorífico.

Lejos de la erudición, la imagen que mi generación (y cuando digo mi generación quiero decir yo) se ha hecho de los años 50 y 60 está llena de romanticismo. Es curioso que sean los objetos quienes evocan estos recuerdos. Rara vez las personas.

Viviré feliz con mi frigorífico. Una vida mejor.

viernes, 17 de octubre de 2008

diga usted patata

red-hot

Pintamos sobre el lienzo de nuestro rostro el mejor de los retratos y, justo en ese instante, el artista intenta inmortalizar toda la profundidad expresiva que transmitimos. Sólo unos pocos capaces inducen y captan la complejidad de la expresión humana y la inmortalizan en una fotografía. El retratista merece el respeto y reconocimiento de quienes ven en su obra el matiz genuino del arte.
Si en cada foto que nos sacamos la cámara nos roba un pedacito de alma, este señor era todo un cleptómano.