miércoles, 13 de mayo de 2009

vida, muerte, y lo otro....

o la mirada borrosa con la que nos despertamos de un sueño...

Hoy va sobre ese individuo al que coronaremos como "el impresentable", que dejó las drogas y más hubiese valido que no lo hiciera. El mundo no se lo agradece... sí, alguna prostituta no ha muerto apaleada en un callejón gracias a que él iba sobrio, pero alguna prostituta ha muerto apaleada en un callejón a pesar de todo.

Dicho esto, que con nada tiene que ver, es curioso lo de la muerte...

Y dicho esto también, podemos empezar a escribir un post medianamente decente.

Si no he escrito nada en (lo que parecen) siglos es porque estaba viendo una película. Una película muy rara y muy larga, en la que sucedían cosas incomprensibles y de gran magnitud, con saltos en el espacio y en el tiempo. Una película que cambiaba de escenario con cada escena. Una película con cambios de interlocutor que hablaban de mí, de tí y de otros, siempre en lenguajes inesperados. La cantidad de información quemaba (y quema) mis ojos y mi cerebro, y no puedo sino no-entenderla y, sobre todo, no participar en ella.

Toda esa información amorfa, sin forma, me atraviesa. Va y viene desde y hacia otros lugares sin que quede nada en mis manos, nada excepto la sensación de vacío cuando intentas coger agua de mar en la orilla de una playa. Y yo me desvanezco. Partes de mí huyen con cada palabra que se va, mientras recibo partes nuevas con cada palabra que llega. No es desesperante. Al contrario, es más excitante y confortable cuanto más densa es la maraña de hilos que me atraviesan al tiempo dejando poco o nada de ellos en mí.

De las personas que coleccionan cosas se dice que lo hacen para rellenar una sensación de vacío, o más interesante: para intentar eludir la pérdida o el olvido. Es una pequeña muralla que cada uno construlle alrededor de sí para proteger lo que tiene dentro, sus tesoros. Cada vez que asoma la cabeza para dar o recibir algún objeto nuevo se convierte en un evento. El hecho de atravesar esa pequeña muralla para hacer un intercambio adquiere magnitud, importancia. Esas murallas, vistas desde el cielo, son una masa de puntos, de individuos, de grupos de individuos, de empresas, de ciudades, de países... haciendo de atravesar el umbral un evento.

Nacen así las ideas de dentro y fuera, que son los valles y las montañas de nuestro paisaje [da igual si hablamos de un paisaje emocional, físico, geométrico-matemático, arquitectónico, o de un paisaje social... siempre son valles y montañas]. Dentro y fuera de nosotros mismos, dentro y fuera de nuestros contextos, de nuestras casas... hasta aquí todo parece bastante estático.

Para que exista el evento, el verbo (y por lo tanto el movimiento), necesitamos una puerta en nuestra muralla. Entrar y salir, meter y sacar, intercambiar, atravesar...

El umbral, ese punto en el que no estas ni dentro ni fuera, y al mismo tiempo estas en ambos. Umbral sin el cual, estando dentro no sabríamos si existe el fuera y estando fuera no sabríamo si existe el dentro. Mi muralla está llena de puertas hasta el punto en el que no existe muralla, yo estoy lleno de umbrales hasta el punto de no existir sino a través de lo que me atraviesa. Dejar de estar en el umbral para ser el umbral.

Así se configura una realidad llena de cuerdas pero sin nodos. Ya no somos puntos de una distribución discreta, no somos entidades ni individuos sino solo las intersecciones de los hilos que nos unen a otras personas y a otros lugares. Somos instantes.

Pensad en todo el conocimiento que teneis como ese tesoro que almacenais dentro de vuestra muralla, y pensad en todos los lugares de los que proviene y a los que se dirige. Pensad en la cantidad de personas con las que habeis hablado y con la que hablareis, y con las personas con las que estas hablarán.

Pensad en la información (en-formación) que recibís cada segundo, cómo la cambiais de forma y como la dais para que otro la vuelva a cambiar de forma. Sólo queda el cambio, la mutación, el fluído dinámico. No es algo discretizable. Es gas. Es complejidad.

Así internet, tu país o tú sois solo yuxtaposiciones, solapes, links.

Y esto es en lo que pienso a las diez de la mañana.
Así no hay manera de llevar un blog...

Besos para ellas y abrazos para ellos.

daviccy