domingo, 7 de octubre de 2007

Las desventuras de un ser pesadillesco



Címiro es como las serpientes y las palabras que se repiten, un ser pesadillesco salido de las sombras de las mañanas de julio, dominado por las más incontrolables pasiones humanas y el espiritu mefistofélico de un siglo repetido. Un ser de personalidad preocupada, como los hamsters que parecen a punto de recibir el impacto de un infarto. Carece de toda empatía hacia nada que no sea el sí mismo individual e intransferible hacia otro cuerpo menos distanciado de Sunset Boulevard, pero al mismo tiempo rebosa sonrisas descontroladas y turbadoras.
Cimiro viajó al espacio acompañado de la perra Laika y un Caimán desdentado. Desatado de su traje espacial pensaba en que si los caimanes tuviesen sexo, éste sería de plata. Cimiro robó a Laika su blues y lo perdió en una apuesta con el tiempo, y desde entonces se esconde en solaris, solo y circunspecto. Se divierte asustando al viento con sus movimientos, sus danzas médicas y perfumadas, pero Címiro antes vivía en una noria, enamorado del concepto de porcelana recíproca, y se prepara para el inminente cambio de rumbo con giro incontrolado. Lo que Címiro más teme es la muerte, por eso nunca piensa en ella por las noches. Si lo hiciese su melancolía pintaría de velocidad rota las paredes. Tampoco le gusta el silencio ni la ortogonalidad.

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