sábado, 9 de febrero de 2008

El verano de Kikujiro

publicado por seppuku

Si se habla de Takeshi Kitano, a mucha gente le vendrá a la cabeza la imagen de sus personajes en películas de yakuzas. Otros sabrán que el propio Kitano es el director de esas películas y algunos menos que también es el escritor de los guiones de las mismas. Algún avispado sabrá que era el presentador del, para mucha gente, hilarante concurso Takeshi's Castle, titulado en España como Humor Amarillo.

Pero Kitano es mucho más que eso. Entre sus variadas facetas profesionales podemos encontrar las de productor
de cine (con su propia compañia "Office Kitano"), poeta, pintor, profesor (en la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de Tokyo), diseñador de videojuegos, etc. Así que podemos concluir que Kitano es una persona polifacética en el ámbito profesional.




Como dije antes, su ocupación más conocida es la de actor, sobre todo en violentas películas sobre la mafia japonesa. Hoy voy a hablar de una película que se aleja un poco de ese aspecto, aunque en el fondo no lo está tanto: El verano de Kikujiro.


Y digo que no se aleja de ese tema violento, porque el Kikujiro del título (interpretado por Kitano) es un antiguo gángster. La historia que se nos presenta es la de un niño huérfano de padre que un día sale a buscar a su madre, de la que solo sabe que está viva. Antes de iniciar su viaje, una amiga de la familia del crío obliga a su marido, un taciturno y borde Kitano, a acompañarlo. A partir de aquí se entabla entre los dos personajes una relación que los mantendrá unidos en su periplo a través de Japón.

La película está catalogada como comedia, y en su superficie lo es. El supuestamente duro y canalla adulto, no es más que un niño en su interior, mientras que su joven acompañante aguanta estoicamente todas las "travesuras" del otro: robos en tiendas, hurtos de coches, cuentas impagadas, etc. Además la verborrea de Kikujiro no deja de menoscabar a cuanto personaje que se cruza en su camino, ya sean calvos, gordos, viejos o tontos. Sin olvidarnos de la imaginativa escena final, en la que el pequeño Masao se atreve a preguntar el nombre a Kikujiro, puesto que durante toda la película es un dato que se mantiene oculto.


Sin embargo, tras esa apariencia cómica, se encuentra una película nostálgica. Podríamos denominarla tragicómica. Kikujiro en el fondo trata de recuperar su juventud, y que mejor que con un niño de compañero para conseguirlo. Al final la película se torna en una especie de concurso como los que el mismo Takeshi Kitano presentaba, con pruebas cada vez más surrealistas. Kikujiro solo quiere evadirse del mundo que le rodea y huir de la maduración que todos hemos de sufrir.

Vista en pequeñas dosis, El verano de Kikujiro podría no resultar más que una sucesión de gags surrealistas y sin sentido, pero en su conjunto es una obra redonda. Una de las mejores películas de Kitano.

Y para redondear la obra, que mejor que uno de los trabajos más frescos, imaginativos e inspirados del genial Joe Hisaishi. Con un tema central muy natural, que al principio puede resultar monótono, el film gana muchos enteros. Hisaishi logró uno de sus mejores trabajos al piano con esta banda sonora.

Como anécdota final, hay que decir que el propio Kitano ha dicho que esta película es un poco autobiográfica.

Puntuación de seppuku: 9/10

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